Octubre, por la mañana. En el travía.

La semana que viene el puente de Todoslosantos. Dentro de nada el de Laconstitución. Y a lo que te des cuenta Yaestamosenavidad. El tiempo vuela y tu mirás a través del ventanal del tranvía mientras te ajustas la mascarilla y piensas que no has elegido prácticamente nada de lo que has hecho hasta ahora en la vida. Que ya no eres joven, que nadie te enseñó sobre las cosas que ahora crees importantes y que somos una generación que hemos hecho mucho pero pensado muy poco sobre el sentido de la vida. ¿Lo tiene?. Igual es que se nos han ido las fuerzas en vivir, en pensar que decidíamos entre cientos de opciones, que lo hacíamos libremente y en reivindicarnos como seres de luz. Con lo complicado brillar a plena luz del día. Se suben una docena de universitarios en esta parada y ya tienes que ir pensando en colocarte para alcanzar la puerta. Pensando en superar el bloqueo.

Contigo aprendí (año 1 D.C.)

Ojal_a: Un año de mierda. A ver no es que hayamos estado todo el año encerrados en casa, ni tampoco en esta nueva normalidad (de mierda) que se traduce en ir a trabajar y luego meternos en casa, pero si ahora echo la vista atrás todo me parece un despropósito, no he aprendido nada ni soy mejor persona. Vale, acepto que igual la vida de mucha gente ya era esto antes del «Corina virus», pero voy a seguir diciendo que me parece una mierda. Sin pinchar en un palo. Una mierda.

De estos improvisados cronistas lo hemos cogido 2 de tres. Hemos tenido la enfermedad cerca, ahora las vacunas también. Todo es confuso. Y aunque ya no escribamos aquí a diario… seguimos intentando entender las cosas. Estamos ya en un punto en el que aceptamos que esas fantasías de lo que pensábamos un día iba a ser nuestra vida, no van a cumplirse. Tenemos que  aprender a vivir con ello. Aunque sea una mierda. Yo, sólo veo las cosas en las que me he equivocado, aunque pienso que aún hay gente peor que yo. Con más empanada mental. ¿Más?. Sí, se puede. Ahí tenéis a las derechas de este país gritando Libertad (pudiendo estar gritando amor),  dentro de poco pedirán el acercamiento de sus presoak. Y encima dicen que “si te llaman fascista es que estas en el lado bueno de la historia”. ¡Amos hombre, no me jodas!. Libertad para la mierda de sociedad a la que aspiráis se mantenga, la de trabajar media vida para hacer frente a una hipoteca, la de tener el mayor número posible de empleados sin asegurar,  o con sueldos de miseria, las amenazas y coacciones a quien reclama sus derechos y la de las cuentas en Andorra.

Sólo quiero que me toque la lotería, no tener que trabajar por dinero, aprender a pintar acuarelas, editar una revista, hablar con gente interesante, cenar un día a la semana pescado, que vayamos de vacaciones en grupo a casas grandes algo destartaladas y que nos sigamos llevando la red del bádminton. Puto virus. Puta mierda.

Ana Influencer E.

Queridos amigos:
A mi la covid me ha traído de todo y variado, pero una cosa tengo que agradecerle: Llevo un año sin trabajar y soy feliz. Lo reconozco: A mi el trabajo no me da la Salud, solo trabajo por dinero.

Llegar al estado de felicidad no ha salido gratis, la covid nos ha dado duro, he pasado noches sin dormir y caos mentales para aburrir, pero una vez asimilada la nueva situación, no tengo ansiedad desde hace meses y estoy mentalmente liberada. También es gordo que haya tenido que haber una pandemia mundial para darme cuenta de esto.

He aprendido muchas otras cosas: puedo vivir sin café de bar, puedo estar encerrada en Huesca un mes y medio sin que me de un chungo, da igual que tenga todas las precauciones del mundo, si me tengo que contagiar me contagiaré, se hacer croquetas y caldo, tengo más paciencia de la que nunca podría haber sospechado, puedo esperar sin desesperar, puedo pasar unas felices navidades juntos los tres, cuanta felicidad da Netflix y Amazon Prime, soy una madre bastante pesada, Sergio y yo siempre nos hemos reído mucho, he aprendido hasta cosas que se me estaban olvidando por la costumbre.

De lo de saldremos mejores, yo tenía claro desde el minuto uno de que empezara esto que era una gran mentira, debe ser consecuencia de trabajar de cara al público. ¡Menos mal que lo hicimos amigo! las pocas veces que hemos podido decirlo este año.
Os amo, equipo maravilla.

De entretiempo:

Un año de virus.

No se si he aprendido algo.

De verdad que no lo sé. 

Si me he dado cuenta de algunas cosas.

Abro lista:

  • No me gusta limpiar, cocinar ni ducharme en exceso. He hecho esto durante el último año demasiadas veces más de las que me gustaría.
  • La ignorancia es una bendición. Sé es más feliz cuando no se conoce la tragedia de las cosas.
  • Los políticos nos representan. Así que si nos parecen cutres deberíamos pensar cuánto de esa cutrez hay en nosotros.
  • Vamos a morir. Sin excepción. Así que no pensemos en qué pueda venir una pandemia peor. Cuando te mueres se acaba el mundo.
  • Todo se acaba menos el hambre. Esto no podía faltar en mi lista.
  • No me gusta viajar tanto como creía, lo que de verdad me gusta es viajar con vosotras.
  • Lo del lenguaje inclusivo es una liada así que diré unas veces nosotras, otras vosotres y otras ellos. Así alternando.
  • El cansancio, la preocupación y la pena pasan factura.
  • No es lo mismo depresión que esquizofrenia. La psicosis es otra movida. Me tocó la parte fácil de la locura. Si es que hay algo fácil en eso.
  • Las drogas también son parte del mundo. Deberíamos drogarnos más.
  • Me gusta practicar el modo encefalograma plano. Es peligroso para la evolución. Pero ayuda a llevar los malos días.
  • Estoy sola como la una. Pero tengo la suerte de vosotres, que me acompañáis y me ayudáis. Nunca había sido tan ayudada como en esta era de virus. Quizás nunca había necesitado tanta ayuda.
  • He ganado muchas batallas en estos días. Parece que no soy mala guerrera, pero sigo sufriendo más de lo necesario.
  • Sola no llegaría a ninguna parte. Soy social, os necesito. Mucho.
  • Me cuesta encontrar el término medio. Arriba, abajo, en medio. Ser una persona equilibrada es difícil.
  • Quizás la vida consiste en juntarnos, comer, beber, hablar, bailar, cantar y follar. Bueno, yo soy más de hacer el amor. Follar es tan fácil que pierde todo su encanto.
  • Hay personas que merecen un templo.
  • Este virus no se acaba. No tiene piedad. No espera a la vacuna.
  • He caído en la cuenta de que elegí por profesión una ONG. En este país las TOs parecemos mártires.
  • Mi Jose Luis Perales es el mejor compositor de canciones que conozco.
  • Mi sofá ha vuelto a ser uno de mis lugares favoritos.
  • Por fin he conocido exactamente cómo es el hombre con el que quiero estar. Lo de tener un marido para que me limpie, me haga la comida y me deje la tarjeta es una broma que me gusta y me planteo qué debe haber de cierto en ello.
  • Quiero que me entierren bajo tierra. Pero esto ya lo sabía antes de la pandemia.
  • No sé lo que significa ser feliz. Pero me gustan mucho los momentos de subidón, los momentos tranquilos, los emocionantes, incluso la pena puede tener su encanto. 
  • Me encanta escuchar, pero todavía tengo mucha necesidad de hablar. 
  • Sigo teniendo capacidad de enamorarme. Esto sí que no lo entiendo. Supongo que es por lo de que soy ilusa.
  • Esta pandemia ha traído el espíritu low cost de Tamara Falcó a mi casa. Soy Tamara y colaboradora.

Añadiría muchas cosas y ninguna. Quiero que nuestros padres estén ya pronto vacunados.

Y una cosa os voy a decir. No. No sé si hemos aprendido algo. Pero a pesar de la pandemia, seremos mejores. Si no este año. El que viene.

Equipo Maravilla: Me acuerdo ahora de repente cuantísimo os he querido desde esta silla. Con este teclado.

Libertad

De entretiempo

Esto también es libertad.

Libertad no sólo es un señor con un palo de golf golpeando una señal ( que sí, que no era un palo de golf). La libertad es de todos, como la bandera. Nadie debería apropiarse de ellas.

Libertad es elegir a qué personas quieres y a quienes no bajo los criterios que cada cual considere pertinentes.

Libertad es decirme por teléfono que me creo con supremacía moral por escribir lo que escribo y que pienso que los sanitarios son los únicos que han trabajado en esta pandemia. Tienes la libertad de decirlo aunque sabemos que no es verdad (lo segundo, con lo primero a veces tengo tanta determinación que me da complejo de superioridad)

Libertad es decidir poner por encima de todo las ideas políticas en lugar de a las personas.

Somos libres de hacer y deshacer a nuestro antojo siempre que no violemos los derechos…

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Otra vida por vivir. Theodor Kallifatides

Al fin cae algo en mis manos que me revuelve las tripas. Me lo prestó una compañera de trabajo y me ha tenido cabizbajo varias semanas. Sería sencillo relacionarlo con mi “yo griego” sí, sí, ya sabéis: miti, mati, piguni… pero sería demasiado fácil y desde luego bastante simplista. Porque de lo que nos habla Thodorís al relatar su crisis con la escritura, no es de otra cosa sino del sentido de la existencia. Y lo va haciendo de una manera fluida y sencilla, compartiendo con nosotros su visión del mundo a través de la literatura, el análisis del momento actual, la libertad, el arraigo y la pertenencia.

Hay que leerlo, para que en algún momento a nosotros nos devuelva la esperanza un grupo de adolescentes recitando a Esquilo. Hay que leerlo por si nadie lo hace.

Mi mujer estaba luchando por pelar un higo con cuchillo y tenedor. Olimpia le dijo: “Aquí les quitamos la piel con la mano”, y Gunilla la obedeció como si fuera su alumna.

Me agradó que no la dejaran fuera. La quintaesencia de la hospitalidad es exactamente eso. No dejar fuera al extranjero. Le hablaban en inglés, en francés, en alemán. Me complacía viéndolos. “El mundo gana en belleza”, pensé. Y Gunilla halló más de un momento para expresar su gratitud con una de las pocas frases que sabía: “Efjaristó polí”.

Libertad. Jonathan Franzen

Me declaro ajeno a todas las discusiones existentes en la blogosfera entorno a la figura de Jonathan Franzen. Vamos ni creo que sea el gran autor norteamericano de nuestros días, ni que escriba truños carentes de todo interés. Me quedo con las ganas de leer su anterior novela (Las correcciones), pero de momento todavía cuando voy a acostarme acude a mi cabeza Walter y su obsesión con preservar el hábitat de las aves canoras y de advertirnos de los peligros de la superpoblación del planeta. También asoma la punta de la nariz la indecisión vital de Patty y claro como no pensar en Richard (cantante de los Traumatics y de los exitosos Walnut Surprise), en el que intuyo reflejados tantos rock-folk-singers de la escena alternativa norteamericana. Por aparecer hasta en ocasiones se me cuela la estúpida seguridad de la joven Lalitha

Es verdad que no es una novela que te enganche con el primer párrafo, pero cualquier lector mínimamente entrenado (que haya superado la fase de El Barco de vapor), descubrirá el interés de adentrarse en los entresijos de esta dysfunctional happy family.

Pobre Walter. Primero había dejado de lado sus sueños de actor y cineasta por un sentido de la responsabilidad económica para con sus padres, y después, en cuanto su padre lo liberó con su muerte, fue a juntarse con Patty y dejo de lado su aspiración de salvar el planeta y entró a trabajar en 3M, par que Patty pudiera tener su fabulosa casa antigua y quedarse allí con los niños. Todo ocurrió casi sin siquiera planteárselo. Él se entusiasmaba con todos los planes que la entusiasmaban a ella, se entregó a la reforma de la casa y a defenderla contra su familia (…). En los primeros años, era tal su fervor por Patty que a sus ojos ella no podía hacer nada mal. Y sin duda fueron muy buenos años.

Me voy a sentar aquí. En esta cornisa. Vaya hoy que comienza la primavera cambia el tiempo. Creo que se va a fastidiar el pique-nique internacional que habíamos previsto mañana en los verdes prados de Tiñosis Park. La semana que viene la tenemos muy ajetreada y debería de estar en varios sitios a la vez, pero claro todavía no sé como. Que oxidado tengo el inglés. Bueno por lo menos el picor ha salido de mi cuerpo, para dejar hueco a la alergia. Se me pasan las semanas volando. El sábado pasado estaba plantando patatas. Si has leído bien. Y es que en esta vida, hay que hacer un poco de todo. También busqué con Pedro una llave durante horas. Finalmente logramos liberar una bicicleta cautiva. Hacer de todo, recuerda. A lo que me quiero dar cuenta ya estamos a viernes de nuevo. Anabel dice que no arriesgo y esto me recuerda que el finde que estuve en Barcelona paseando dignamente una peluca rosa, vi en directo a dos grupos uno de los cuales se llamaba Cobarde. Por ver, también he visto varias exposiciones y no de todas he hecho crónica. Eso sí, al que pille en Huesca que vaya desfilando por la nave 1 del CC Matadero. Y estoy leyendo Libertad. Y pongo muchos corazones en fotos y dibujos que la gente cuelga en Tumblr. Son semanas de poco escribir y mucho hacer. Hablo con Isa y una vez más sólo puedo envidiar su manera de ver las cosas. Pocas personas me he cruzado en la vida que tengan una mirada tan limpia. El fin de semana me lo pintan Manga, con concierto de sábado noche incluido. También tendría que poner aquí alguna referencia al baloncesto. Pero no, que estoy cogiendo frío. Creo que me ha quedado todo un poco liado. Bueno pues me lo fumo. Vapeo, vapeo.

Eduardo Haro Ibars: los pasos del caído. J. Benito Fernández.

No soy muy avezado en la lectura de ensayos y biografías, pero este libro me llamó poderosamente la atención desde que lo vi reseñado no sé muy bien donde. Y no lo sé porque ha pasado varios años paciente en la estantería hasta que me he decidido a devorarlo. Bien escrito con numerosas referencias a la situación social, política y cultural del país que sirven para ubicar temporalmente los acontecimientos de la vida de Eduardo Haro Ibars, poeta, articulista, personaje y oveja negra de familia bien. Por poner un pero diré que la profusión de nombres y la intermitente aparición de algunos de ellos, ha hecho en ocasiones me pierda, aunque eso también me pasa por mi leer despistado. Se agradecen las fotos centrales, algunas más tampoco hubiesen estado mal.

Así pues a pesar de ser una biografía, se puede leer como una crónica de una generación, de momento vital de la reciente historia española. Años donde todo estaba por hacer y había pocos guiones escritos. Sabía de Eduardo y de algunos de sus compañeros de generación por mis adolescentes lecturas de El Europeo, El canto de la tripulación y Ajoblanco. Una feliz anomalía en la biblioteca de mi pueblo, a la que toda la vida tendré que estar agradecido. Aunque eso da para un post completo, que algún día caerá.

Siempre me ha atraído el extremismo de quien vive su vida con la intensidad que lo hace Eduardo, a mi que soy asquerosamente moderado en todas las facetas de mi vida, me ciegan los brillos de los cascotes de vidrio bajo el sol. Al repasar con el libro la década de los 80 siento una estúpida nostalgia de un tiempo que no he vivido. Y a pesar de no ser un acólito de «la movida» me hace pensar en un tiempo de libertad. Tiempo no exento de riesgos (como demuestran las numerosas muertes y trastornos psicológicos que salpican sus páginas), pero que da la sensación de estar lleno de posibilidades. Caminos a ninguna parte, pero que a buen seguro dejaban la posibilidad de recorrerlos gozando y en la mayor parte de sus ocasiones… sin propósito de encontrar nada al final de ellos.

Eduardo no se sentía un personaje maldito, sino maldecido. Es más, prefirió quedarse en raro o heterodoxo. Encarnó la figura del mal -de Drácula- contra la sociedad, contra la moral burguesa. Le fascinaba el mal, adoraba el escándalo, le seducía transgredir, quería distinguirse, individualizarse, en definitiva. Tenía una admiración sublime por el escritor y mago Aleister Crowley, de vida singular y comportamiento tremendista, personaje con el que se le pueden encontrar ciertas analogías.

«Mi unica experiencia has ido perder, perder, perder. Todo aquello que he intentando ha sido un fracaso, quizá porque lo hiciera mal o tal vez porque el mundo que me rodea no esté dispuesto a apreciarlo».