Yo maté a un perro en Rumanía. Claudia Ulloa Donoso

Un comienzo tibio, algo desconcertante… vaya, he vuelto a equivocarme, dije para mis adentros. La historia no se presenta muy complicada, una profesora y un antiguo alumno van de viaje. Ella es latinoamericana pero vive en Noruega, está atravesando un periodo oscuro, su ex alumno es rumano y vive en Noruega también. Hostia Noruega. Mihail la invita a viajar a Rumanía, ella acepta. Arranca así esta especie de road movie que nos lleva por inhóspitos parajes terrenales y emocionales. Caminos de autodestrucción, con numerosas paradas en la orilla de la carretera. La muerte siempre en el retrovisor. La ventanilla bajada, el aire desordenando la melena. Pocas veces he acabado un texto, que tuviese un primer capítulo tan flojo. Me alegro de haber hecho autoestop, de que parasen, de haberme dejado acomodar en el asiento trasero.

En el comedor de la casa, sentados a la mesa, encontramos a Petrus y a una mujer que no era Raluca. Los niños no estaban. No hizo falta que nos presentaran: era Girogeta. Lo supe porque su cara me sonaba a su voz en el teléfono antes de que pronunciara palabra.

New Balance

Este año que se acaba:

  • La lotería de Navidad ha sido una debacle. La primitiva semanal tampoco me ha aportado grandes alegrías.
  • No he ido a Grecia.
  • Me han traído un iman de Grecia.
  • No he cambiado de casa.
  • He cambiado de opinión más de media docena de veces.
  • Pase una semana viviendo en un palacio y en contra de lo que podais pensar, las camas eran muy estrechas.
  • Me (nos) pareció ver a Isidro Ferrer comprar naranjas en un descampado junto a una gasolinera de un pueblo de Teruel.
  • Sigo sin haber pisado una pista de pádel.
  • Se murió Batiatto, se murió la Carrá.
  • He llevado mucho una camiseta vieja y descolorida de Loreak Median.
  • Me he presentado a cinco oposiciones.
  • En la Tierra somos fugazmente grandiosos de Ocean Vuong, puede que sea lo mejor que he leído este año. Ahora estoy con otro librito que también está muy bien.
  • Aún no he empezado el del junco.
  • Aún no he terminado el curso de acuarela.
  • Me han cesado por tercera vez del mismo trabajo.

Todos los santis

¿Quién traerá flores a nuestras tumbas?. ¿Quién?. ¿Serán naturales o de plástico?. Igual para entonces ya han inventado un plástico incorrompible, que durará forever, no perderá el color y en el que ni siquiera se cagarán las moscas. Oye y a todo esto ¿tendremos tumbas? ¿dónde? ¿para qué?.

Contradigo

Volvemos a fase dos. Preventivo. Estamos a punto de vivir otras no fiestas. Hace buen tiempo, la gente, la calle, la mascarilla y poco más. Bueno sí, que ha muerto Eddie Van Halen, que una argentina apellidada Podoroska está en semifinales de Roland Garros y que hay no sé qué movida con utilizar enjuage bucal para limpiarse la vagina. Hoy me he propuesto no pisar un bar. Ni café a media mañana con algún compañero, ni un vino al atardecer con alguien que hace tiempo no te has visto. Nada. Tengo resaca. Es miércoles y se me olvida la pandemia. Otras veces se me olvidan los anticuerpos.

Te me moriste. José Luís Peixoto

En las postrimerías del encierro, nos hicimos algunos envíos postales. Ana Influencer E. me mando, entre otras cosillas este libro. Había oído hablar algo del autor pero hasta este caramelito amargo, no había experimentado su sabor en mi garganta. Es breve, por eso lo de caramelito, es prosa, pero una prosa lírica y con muchas transgresiones gramaticales. Consigue así el autor extrañamiento que a la vez de resultar atrevido, profundiza en lo confesional y emotivo del texto.

Un relato autobiográfico, una carta abierta hecha de pequeñas notas mentales a un padre que ha fallecido recientemente. Un relato amargo, pero un caramelito al fin y al cabo.

Estaba la mañana y he dejado nuestra casa. He cerrado ventanas y puertas, la oscuridad; he cerrado las sombras. He buscado en el bolsillo, ancho como los tuyos, y con las llaves que eran tuyas y son tuyas y nos dejaste, he cerrado la puerta del patio con dos vueltas. He cerrado el suelo lleno de hojas que han caído por ti; los melocotoneros, obligado por la primavera, también llenos de hojas; he cerrado las ramas brazos de las plantas, calladas y pegadas a las paredes; el gallinero, las conejeras, el palomar, ya sin crías, vacíos; he tapado la pila de la ropa y el cercado de los olivos y el limonero que ya no da limonadas para merendar. He cerrado la puerta del patio y, en la camioneta, he salido.