Cese temporal del negocio. Disculpen las molestias pero no estoy para nadie. Este libro me tiene cautivo. Es lo mejor que he leido en años. Espero que sepan comprenderlo. Sin otro particular reciban un cordial saludo. a.
Tengo y he tenido muchos nombres. Perro Pequeño es como me llamaba la abuela Lan. ¿Qué hacía una mujer que se ponía a sí misma y a su hija nombre de flores llamando “perro” a su nieto? Una mujer así mira solo por sí misma. Como sabes, en el pueblo donde creció Lan, al niño más pequeño o débil de la prole, como era mi caso, se le pone el nombre de las cosas más despreciables: demonio, niño fantasma, morro de cerdo, hijo de mono, cabeza de búfalo, bastardo… Perro Pequeño es el nombre más tierno que encontraron. Porque los malos espíritus, errantes por el mundo en busca de niños sanos y hermosos, al oír que llamaban a cenar a niños con nombre de cosas horribles y repulsivas, pasaban de largo de la casa y el niño se salvaba. Amar algo, por tanto, es darle el nombre de algo tan falto de valor que se pueda ignorar y dejar intocado y vivo. Un nombre, delgado como el aire, puede ser también un escudo. Un escudo de Perro Pequeño.